« El fin último de la profesión médica es ayudar a los demás»
El Dr. Jaume Mora charló con la integrante de KIDS Barcelona Lidia Martínez sobre la carrera de medicina, las vocaciones y el trato a los pacientes
Jaume Mora es un oncólogo pediátrico, una rara avis en el ecosistema sanitario. Para alcanzar su sueño de dedicarse profesionalmente a la oncología infantil, no tuvo otro remedio que marcharse con una beca a EE. UU. a finales de los años 90, pues en aquel momento no existía ningún programa de formación en el resto del mundo que pudiera proporcionarle los conocimientos que necesitaba. Médico e investigador por vocación, actualmente es director científico del Servicio de Hemato-Oncología de Hospital Sant Joan de Déu Barcelona.
Lidia Martínez es estudiante del Grado de Ingeniería Biomédica en la Universitat Pompeu Fabra y miembro del grupo KIDS Barcelona desde hace dos años. Compartimos con vosotros la entrevista recientemente mantenida con el Dr. Mora.
- Me encantaría hacer medicina y compaginar asistencia clínica con investigación. ¿Qué consejo me darías a mí o a cualquier otro/a estudiante en mi situación?
- Si quieres ser un médico/a que compagine la actividad clínica con la investigación en este país, lamentablemente no hay un programa de formación o un grado doble que combine los dos ámbitos. En EE. UU., sin embargo, hay un programa conocido como MD-PhD que combina ambos tipos de formación. Es un programa muy intenso, te lo digo por experiencia porque yo lo cursé. Aquí la opción es hacer la carrera de medicina y mientras ir explorando en qué área de investigación quieres centrarte. Quizás podrías hacer los 3 primeros años de medicina —la parte más básica—, tantear qué áreas te interesan más y aprovechar los periodos de verano para entrar a algún laboratorio. La carrera de medicina es muy basal, es tan sólo la puerta para acceder a otro camino más largo y encontrar el área de la investigación a la cual te gustaría dedicarte en el futuro.
- Hablando de la carrera de medicina, ¿crees que se enfoca bien de cara a una práctica asistencial real?
- La carrera es muy básica y la medicina es demasiado amplia. Por eso se inventaron las residencias. Durante la carrera sólo se ponen los cimientos de la casa. Éstos han de ser sólidos, tanto si vas a construir un rascacielos como una casa en la playa. Después tú elegirás si quieres vivir enfrente del mar, en un rascacielos altísimo o te quieres ir a vivir a la montaña.
- ¿La investigación es una cuestión de actitud?
- Desde luego que sí. Hay mucha gente que nunca se hace preguntas. Las personas que se preguntan cosas constantemente son las que tienen vocación investigadora, no aquellas que estudian mucho. Este es un gran problema en medicina, que hay gente académicamente muy buena, pero sin curiosidad.
- Aparte de empatía, ¿qué características debería de tener un buen médico?
- Lo más importante es que tú, con tu capacidad técnica sepas orientar y ayudar al que lo necesite. Esto significa determinación, voluntad de estar disponible para el otro, tener una gran capacidad de trabajo, de mejora y estudio continuados… y todo esto con la vocación de ayudar.
- El tema de la empatía de alguna manera implica que los sentimientos de los demás te afectan, ¿no?
- No, empatía quiere decir que tú puedes llegar a comprender lo que la otra persona está sintiendo, pero no que te tenga que afectar. Por ejemplo, tienes que llegar a entender por qué un paciente te contesta mal en un momento dado. No lo hace porque te falte al respeto, sino porque no se encuentra bien, y no te debes enfadar por eso. Eso es empatía, ponerte en la piel del otro, comprendiendo su dolor.
- ¿No crees que se deberían enseñar habilidades relacionadas con la empatía durante la carrera?
- No, no lo creo. Cada vez es más complicado hacer medicina porque con el paso de los años hay más capacidad tecnológica, se descubren cosas nuevas y en ese sentido la interacción con el paciente se ve afectada. Es demasiado temario a condensar en 6 años. Como ya he dicho, la carrera de medicina sirve para adquirir las bases. Durante la residencia es cuando realmente comienzas a aprender a ejercer la profesión. No es como estudiar ingeniería que al día siguiente de licenciarte te incorporas al mercado laboral. Esto en medicina es imposible. Hace falta tiempo.
- ¿Qué implicó para ti estar en el Memorial Sloan Kettering de Nueva York?
- Allá hice la especialidad porque aquí no existía lo que yo quería hacer. Primero hice medicina y luego 4 años de pediatría, y cuando acabé me fui a EE. UU. a por la “súper-especialización” de cáncer pediátrico, que fueron 3 años más. Realicé 1 año de clínica y 2 de investigación. Para que te hagas una idea, yo entré por primera vez en un laboratorio con 30 años y me pasé 3 años más haciendo investigación. Cuando volví aquí tenía 35 años y fue la primera vez que tuve un paciente de mi especialidad. Es un camino muy largo...
- ¿Y los médicos que hay aquí lo han hecho así?
- La mayoría de los médicos en este ámbito que hay aquí no han tenido la formación adecuada, lo cual genera una situación de déficit formativo muy importante. Por eso en Sant Joan de Déu llevamos dos años invirtiendo en nuestro programa para que se haga oncología pediátrica de manera reglada.
- En relación con al ámbito pediátrico, muchas de las enfermedades infantiles se tratan según los patrones de adultos. Hay asociaciones a nivel europeo diciendo que esto no puede seguir así…
- Como los hospitales pediátricos tienen un origen muy antiguo, nuestras estructuras responden a unos patrones y a unas necesidades que muchas veces no se ajustan a lo que la sociedad requiere porque se han quedado desfasadas. Las especialidades que tenemos en este país se institucionalizaron en los años 70, antes no había ni residencias ni MIR. En pediatría estamos aún como en aquella época, con las mismas especialidades, cuando un pediatra general servía para todo. Es importante destacar que muchas de las enfermedades que afectan a los niños no se presentan en la edad adulta, por tanto es esencial (como bien reivindican las asociaciones de pacientes) ofrecer una atención especializada a este colectivo.
- Tú trabajas con niños y familias. ¿Cómo se dan las malas noticias?
- Ayudar a la gente implica que todos tenemos que hablar el mismo idioma, en todos los sentidos. Por tanto, lo que hay que transmitir es información que sea de ayuda. Por cruda que sea, debe ser una verdad que ayude al paciente.
- ¿Y los padres quieren conocer siempre la verdad?
- Es que yo necesito que lo sepan porque es la única manera de ayudar. Es cierto que la información que no ayude no hay por qué darla, por ejemplo, decir el nombre científico del tumor en realidad le sirve de poco a un padre o una madre. Pero si yo digo que lo que tiene su hijo/a es un tipo de tumor maligno que se origina en un lugar determinado, y que genera una serie de síntomas, les estoy ayudando. También si les explico los tratamientos que debería seguir. Si se trata de algo que en principio no tiene solución, lo primero es asegurarse de que esto es así. Si es el caso, para ayudar a la persona tengo que hacerle entender que no le puedo curar, pero sí que tengo que transmitirle que le ayudaremos a pasar lo que tenga que pasar en las mejores condiciones posibles.
- Muchas gracias, Dr. Mora, eso es todo.
- A ti, ¡y mucha suerte en tu carrera!